miércoles, 27 de mayo de 2009

MOMENTOS QUE NUNCA SE OLVIDARAN…

En algún tiempo atrás, fui testigo de algo realmente lamentable. Pude darme cuenta como millones de cosas podían suceder en un momento. Un muchacho decidió querer un cambio en su vida (de lo que no se daba cuenta es que los cambios surgen con espontaneidad, no se buscan), así que éste trato de ponerse “en buenas” con una muchacha que le llamaba la atención. Era una chica bien guapa, atlética, buena moza, un gran partido y capaz de encantar a cualquier hombre por sus detalles y forma de ser. Eran solo un par de horas las que podía manifestarse, y como principiante en el amor, empezó a buscar de sus amigos para así poder acercarse y que ésta diera el famoso “primer paso” y no él. Por lo que se, a las chicas les encantan que el hombre sea el que se proponga y no entiendo realmente si en esta sociedad todos somos iguales; además sucede otra ambigüedad, en el momento de expresarse, el hombre como seductor tiene dos alternativas: usar un lenguaje refinado, propio y galante con sus toque románticos que encanten o llegar al vulgar y chabacano lenguaje con insinuaciones e incitaciones sexuales a los que mas del cincuenta por ciento responden. Buscan siempre al hombre más grande en fama, popularidad y de mente dañada con muchas intensiones bajas y careciente de alguna neurona que le brinde intelectualidad.

Regresando al tema, y no desbordando las crudas realidades que surgen, el muchacho se dejo llevar por la “palabra” de su amiga que le hablaba miles de cosas de esa muchacha pero otra cosa sucedía en la otra parte de su mundo, uno que disfrutaba más que el cargar un lápiz. Otra doncella de ojos tan puros como la miel, manos suaves, labios tentadores y deslumbrante cabello que con cada batir, tornados surgían en la corte de los dioses porque ella era una verdadera diosa; cualquiera con unos sentimientos enredados era capaz de enamorarse de ella pero sin darse cuenta. Hasta ahora, son dos chicas en la mente de un chico, no era el hombre de andar con las dos mujeres porque eso no era puro ni lo mejor. Pero, algo sucedería en momentos inesperados, un cambio de ambiente tal y como el de un ave, pero compulsorio. La espada y la pared están en puestos y una decisión rápida sucede; la amiga que dice ser amiga obliga a uno a escoger y allí es cuando sucede el error que uno carga a cuestas. “Decide, o tu atlética que estará contigo en el cambio o la otra que crees sentir algo”. Un hombre siempre busca los pro y los contra y decide permanecer con las persona que “pasara un tiempo con uno” real porque algo puede suceder con la atlética.

Las despedidas son difíciles, y así fue, pero todo tiene que suceder, solo pocos momentos de dialogo es lo que se pueden formar por que ya nada más se puede hacer; pero cuanta delicadeza se puede desbordar en un abrazo o un beso en la mejilla que marca la realidad del extrañar. Que se puede hacer en momentos que incluso en excursiones las ganas de estar con una persona se vuelven irresistibles, el enlazar las manos que se vuelve tan mágico, tocar la piel, besar las mejillas, pasearse como si fuese una pareja normal con una relación; pero que destrozo el decir: “¿estas practicando para cuando estés con ella verdad?”. Por qué el destino no actúa en eso momento, para golpear junto con Cupido que un sentimiento puro nace hacia esa mujer soltera de labios tentadores. Ahora, todo se vuelve un revés. El muchacho se pelea con su mejor amiga por hablar con la chica de los ojos miel comienza a sentir algo por dos chicas a la vez. Todo corre con el tiempo; luego las cosas se quieren arreglar para empeorar de a poco.

El muchacho arregla con su amiga mientras que en el mismo momento ésta le confiesa que siente algo por él, pero a la vez el muchacho le dice la verdad de sus sentimientos a la linda muchacha por la que la habían obligado a decidir. Todo queda en que la chica le dice que no quiere nada con él y que realmente la disculpara si había sido la causante de darle motivos de hacerlo, pero que solo tendrían una amistad. El mundo se desploma y el muchacho se da cuenta que todo lo que ha sentido, era por ella, la muchacha de cabello suave y de ojos hermosos. Era tiempo de hablar con esa mujer que le hacia estremecer la piel. Luego, el encontronazo ella y ya la muchacha le habían comunicado lo sucedido y toda la depresión exhibida, ella la señalaba a eso. Estaban a mano porque querían decir algo los dos, éste le dejó la oportunidad de avanzar. “Mamá, me dijo que me cambiaria de escuela, entonces decidí darle la oportunidad a él”. Las palabras más hirientes de cualquier momento; una persona a punto que confesar el amor a alguien y le comunica a la otra que le dio la oportunidad a alguien. Fue el momento más devastador para él, como había sucedido eso. “No te pongas así, sabes que encontraras a la muchacha de tus sueños; si la muchacha no quiere nada contigo es porque no te conviene”. Qué ganas de robarle un beso, que ganas de decirle la verdadera realidad.

Pasaron muchas horas mientras el momento preciso llegaba, un papel y un lápiz se hizo el mediador que mantuvo los palpitos acelerados mientras que la canción Yo Quisiera, de la banda Reik, se volvía otro punto en la base de la confesión. Lamentablemente, ya estos no se pueden ver por los cambios más que pequeños intervalos de tiempo, pero esa carta fue el arma que abrió una herida sellada rápido. Sus amigas le contaron al muchacho que ella había llorado y decía que no podía hacer nada porque le había dado la oportunidad a aquel muchacho y le empezaba a gustar. Más frustración, desesperación y la luchar por amor empieza. Son muchos los días que pasan y el enamoramiento es continuo; la Navidad empieza. Es parte de otro momento difícil porque éste hombre, falto de amor, piensa que es cuando más se puede demostrar un amor por el cual se está luchando. El hombre que ella había escogido llegaría tarde; cuenta que habían estado jugando y que ambos se cayeron al suelo y salieron heridos. Verle la suave piel lacerada le carcomía y las ganas de golpearlo por eso eran bastante evidentes.

Seguía haciéndose tarde, como perro faldero éste le perseguía y es por el amor, (el amor te vuelve idiota). Continúa la noche, el frío aumenta; una chica amiga lejana le dice que como le va y charlan un rato, acto seguido el muchacho mira a su doncella y se percata que tiene frío. Sin mediar una palabra se quita el abrigo que cargaba y se lo coloca… se veía muy sexy en algo tan grande; el aroma que envenenaba y por el cual estaba decidido a morir se había impregnado y no saldría jamás. “El es tan caballeroso y tan lindo. Yo quiero un novio así que tenga esos detalles” perjuró la muchacha mientras que a la chica le trabaja todo eso en la mente. “El es todo un caballero, pero lo que yo me pregunto es como se sentirá probar esos labios tan sexys”… Esas palabras le fue imposible olvidar, unas que le marcaron y por las que quería convertirlas en realidad. El fulano llega y le roba ese beso por el cual el otro se moría. Eso no era un amor entre tres, un amor de verano o un juego de amor barato. Era solo un acto de crueldad porque que más hipócrita que saludar luego de extraer el ser de esa mujer como acto público para saludar al hombre que se sabe que desfallece por ese amor. La hipocresía es de débiles y crueles.

Mientras tanto, el ambiente de animosidad sigue, la magia de un beso desaparece y comienzan a regalaros entre un mismo grupo de amigos. “Ni se te ocurra…” le dijo a su mejor amiga que quería probar sus labios como parte del juego. Esta lo acepto, el muchacho nunca había besado a una chica en su vida porque estaba esperando el momento y la mujer indicada. El era capaz de tratar de descifrarlo en un escrito como un ambigrama antiguo romano pero con certeza, era materia desconocida. “Nos vamos” le mandaron a decir. El mundo se le iba a caer, debía existir algo con lo cual se debía remediar eso, en ese momento el dulce olor del aire navideño había desaparecido y solo quedaba el de la desesperación; tenía que robársela a aquel tipo para decirle en verdad lo que le pasaba con más amor que nunca. Fueron muchas las ideas que le trabajaron, incluso llevársela a la parte de atrás de la escuela donde la fiesta continuaba o declamar su amor frente a todos y robarle el más preciado de los besos. “Me la prestas un momento” le pregunto al novio. “Después que no me la vayas a besar estamos bien”. Totalmente ¡idiota! El enamoradizo hombre se la llevó de una mano sintiendo la suavidad de su extremidad y se la alejo un poco del tumulto de gente. “Me tengo que ir, pero sabes que te quiero mucho”

“Yo también” le respondió ésta en medio de un abrazo, éste temblaba, temblada de una forma increíble. “Escuchas eso…” le preguntó éste y esa le dijo que si. Estaban a más de 18 pulgadas de distancia, una mano entrelazada con la otra como los pétalos de una rosa junto con otro y otro. La clave estaba en que ella, la chica que dijo que alguna vez estuvo enamorada de él había escuchado su corazón latir a distancia. “Tranquilízate” le pidió y otro abrazo sucedió mientras que al oído éste le decía: “Recuerdas lo que habías dicho de mis labios hace rato, “¿porqué no los pruebas ahora?”. “Ahora no, él está ahí y le debo un respeto”. Esas si fueron palabras hirientes, demasiado fuertes casi igual que la muerte. A él se le hizo un nudo en la garganta, tragó fuerte mientras el nerviosismo le seguía. Mano derecha con mano izquierda y viceversa, estando enlazando cada dedo con su igual beso cada mano de esta doncella luego la mejilla derecha. No fue fácil ese momento mientras que la frustración lo embargaba. Fueron muchos los días de festividades que transcurrieron, una llamada inesperada surgió. “Sabes que aun estoy pagando el precio por lo que te hice, se que lo hice mal” le decía su amiga. “No toques el tema por favor, yo estoy tratando de enmendar un error que me hiciste cometer y luchare. Pero sabes que lo que hiciste no es de amigos” “Lo se”.

Vuelven a transcurrir muchos días más, no habían señales de su doncella, ni mediante la Internet ni nada, pero como todo en la vida, las cosas vuelven de donde surgieron (y fueron más las horas que estos hablaron sus sentimientos por mensajería instantánea que de frente) y lograron hablar. “Que te trajo el gordito” le dijo referente al regalo se Santa Claus que fue sustituida por otra retórica: “Sabes que el no te trata como se debe, te ignoraba mientras relajaba con los amigos el día de la fiesta” Ella se limitó a responder: “Por favor ya, fue el muchacho que yo elegí; me estoy enamorando de el”. Esas palabras volvieron a acuchillarlo; lo que éste más temía sucedió… el amor nació. Qué más se podía hacer, solamente olvidar y dejar que otro amor suscitara. Fue un proceso arduo el que se tuvo que recoger, en éste el muchacho tuvo recaídas que ella misma lo hizo ilusionar una y otra vez más.